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Murió Ronald Scott, el piloto argentino que voló Spitfires en la Segunda Guerra Mundial

Había nacido en Villa Devoto, Ciudad de Buenos Aires, en 1917, y había vuelto a vivir a su barrio hace tres años. En 1942, fue uno de los cinco voluntarios argentinos que se ofrecieron para pelear contra las tropas nazis.

Ronald David Scott falleció a los 107 años, a pocos meses de cumplir los 108. Había nacido en la Buenos Aires de 1917, en el barrio de Villa Devoto, hijo de una enfermera inglesa y de un excombatiente escocés de la guerra de los Boers. Vivió sus últimos años en la Asociación de Beneficencia Británica y Norteamericana, en el mismo barrio donde comenzó su historia. Fue protagonista de una vida extraordinaria, marcada por su participación como piloto en la Segunda Guerra Mundial, volando los legendarios Spitfires de la Royal Navy británica.

Su conexión con el Reino Unido comenzó a temprana edad. Tenía 14 años cuando conoció al Príncipe de Gales en un partido de polo en Hurlingham y fue invitado a conocer el portaaviones HMS Eagle. Años después, ya con la guerra en pleno desarrollo, en 1942 se presentó como voluntario en la Marina británica. “No tenía una real conexión con Inglaterra ni con Escocia, pero siempre quise ser parte”, contó en un documental sobre su vida. Fue uno de los 5.000 argentinos –entre ellos 400 mujeres– que combatieron del lado aliado. Pilotó aviones como el Tiger Moth, el Sea Skua y el Spitfire, participando en misiones de entrenamiento, reconocimiento y prácticas de tiro.

Graduado como aviador naval en 1944, fue parte del Escuadrón 794, donde se encargaba de ayudar a entrenar a otros pilotos en maniobras de combate. Aunque no participó de batallas directas, su aporte fue clave para preparar a los combatientes contra la Luftwaffe nazi. Recordaba vívidamente la emoción de volar un Spitfire por primera vez, y relató una experiencia límite en la que su avión se quedó sin motores durante una práctica sobre el mar. Tras la guerra, regresó a Argentina en 1946, decidido a retomar su vida civil.

Dejó su cargo como gerente textil para convertirse en piloto comercial. Ingresó a Aeroposta Argentina, luego a Aerolíneas Argentinas, y fue comandante de históricos aviones como el DC-3, el Comet 4 y el Boeing 737. Además, fundó el sindicato APLA para representar a los pilotos argentinos. Se casó con Marian, con quien tuvo dos hijos, y en 1978 se jubiló acumulando más de 23.000 horas de vuelo. En sus últimos años, aún superando el centenario, seguía andando en bicicleta y jugando a las bochas.

Ronald Scott fue el aviador argentino más longevo que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Su vida fue un testimonio de entrega, valentía y pasión por volar. En cada decisión, desde alistarse en la Marina dejando a su madre enferma, hasta retornar al país por amor a su tierra, dejó una huella inspiradora. Vivió con intensidad, con ideales firmes y con el deseo de servir, volando siempre más alto que el resto.

Con información de Infobae

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