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El Instituto Superior Juan XXIII cumple 65 años: "La educación sigue siendo un acto de coraje"

Este sábado, el Instituto Superior Juan XXIII celebra su 65° aniversario. Fundado en 1960 por los Salesianos, el Instituto nació como respuesta a los desafíos de una Argentina en transformación, con una convicción que aún hoy lo define: educar para construir una sociedad más justa, fraterna y en paz.

“Lo que en su momento fue una palabra profética, hoy es un camino compartido. La educación sigue siendo un acto de coraje, una forma de esperanza y una manera concreta de transformar la realidad”, afirma Adrián Mandará, director actual del Instituto, en diálogo con este medio.

El “Juan”, como lo conocen quienes pasaron por sus aulas, tiene una larga trayectoria en la formación docente y técnica en Bahía Blanca y la región. Desde su fundación, ha acompañado a generaciones de estudiantes con una impronta clara: enseñar desde los valores, el compromiso y la cercanía.

“Celebramos con gratitud por cada rostro que dio vida a esta historia —docentes apasionados, estudiantes comprometidos, egresadas y egresados que llevan consigo el deseo de transformar su entorno—. Pero también con una fuerte responsabilidad: la de seguir educando con el corazón, en tiempos que muchas veces son inciertos”, agrega Mandará.

La conmemoración llega en un contexto especial. A comienzos de marzo, la ciudad vivió una de las tragedias más dolorosas de su historia reciente. Para la comunidad educativa del Juan XXIII, el impacto fue profundo. “Nos tocó de cerca, nos atravesó como institución. Pero también despertó algo que nos une desde siempre: la certeza de que vamos a salir adelante juntos, como lo hicimos tantas otras veces”, reflexiona su director.

A lo largo de sus 65 años, el Instituto enfrentó desafíos visibles y silenciosos. Pero su propuesta se mantuvo firme: abrir puertas, sostener vínculos, apostar por el futuro. “No es ingenuo seguir creyendo en la educación. Es una forma de resistencia, una forma de amor”, sostiene Mandará.

El aniversario no tendrá en este contexto grandes actos, serán más adelante, pero sí se desta una fuerte carga simbólica: volver a confiar en el aula como espacio de sentido. “En cada clase hay jóvenes que quieren comprender el mundo. En cada educador y educadora hay un gesto silencioso que muchas veces trasciende lo que se ve”, destaca.

Con las aulas abiertas, el espíritu encendido y una comunidad que no deja de crecer, el Instituto Juan XXIII celebra este nuevo aniversario con el deseo de seguir escribiendo su historia. “Estamos para acompañarnos, para construir juntos, para educar con el corazón. Eso es lo que nos enseñaron quienes nos precedieron, y eso es lo que intentamos vivir cada día”, concluye Mandará.

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