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Peritrucho recargado: en los medios agregaba mentiras sobre mentiras

No conforme con haber sembrado pruebas durante sus procedimientos, en sus declaraciones públicas el policía Marcos Herrero sumaba nuevos y fantásticos hechos a sus “hazañas”.

Como si fuera una película de ficción, Marcos Herrero nunca defraudó en cuanto a su capacidad de imaginación. Y de perversión. En varios de los casos en los que participó, además de mentir y plantar pruebas contra personas inocentes, el peritrucho siempre tenía un as en la manga: siempre tenía una “vuelta de rosca más” a sus historias.

A lo largo de su carrera de superesclarecedor, hay un patrón que se repite: “el relato del relato”. Es decir, a lo ya grotesco protagonizado durante sus procedimientos, en entrevistas posteriores agregaba nuevos condimentos para acrecentar sus proezas.

Al límite de la alucinación, por ejemplo, en el Caso Facundo, sumaba truchadas a las truchadas. En diálogo con un periodista mendocino, y con el objetivo de promocionarse para conseguir nuevos casos, Herrero afirma: "Recordarán que yo participé de la búsqueda de Astudillo Castro, que fue una desaparición forzada. En ese lugar mis perros encontraron hechos contundentes: la zapatilla pegada en un calabozo, un recuerdo de la abuela (bichito de luz) con manchas hemáticas, en los patrulleros había sangre que dio positivo y fue determinante”.

Como se sabe, nunca se halló material de Facundo en el “objeto encontrado” y la sangre no era sangre. Y la zapatilla de Facundo estaba en el mismo sector del cangrejal donde fueron hallados sus restos y que, según el Equipo Argentino de Antropología Forense, el cuerpo no sufrió lesiones pre mortem y el deceso se produjo por ahogamiento (con agua salada) en ese mismo lugar.

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