De Ayer a Hoy
Susana Garbiero, la hematóloga que se nutrió del amor de los bahienses
Defensora de la salud pública, le puso el cuerpo a su desempeño profesional. El día que se jubiló le envió una carta a sus pacientes. “Entiendo que médicos jóvenes no quieran trabajar gratis en el hospital”, afirmó.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco
Susana Garbiero desempeñó con un férreo compromiso su tarea como médica hematóloga. Por sus manos pasó la salud de cientos de personas a los que le dedicó el espacio que ameritaba la atención en cada caso particular. Nunca dejó de formarse y transmitió cada conocimiento adquirido a quienes la consideraban una referente.
Desde la hematología desandó un camino que la llevó a ganarse el respeto de todos. A tal punto logró una relación empática con cada persona que conoció en su labor profesional. En diciembre de 2024, con motivo de su jubilación, se tomó un tiempo para redactar una carta emotiva de despedida para los pacientes con los que mantuvo un estrecho vínculo.
Casada con su compañero de toda la vida, al cual define como quien la apoyó en todo momento en su desarrollo profesional, madre de tres hijos (dos de ellos médicos y el restante sociólogo) y abuela de cuatro nietas, recolectó cada experiencia para ponerla en palabras y comunicar en “De Ayer A Hoy” el positivo saldo de sus vivencias.

“Nací hace casi 69 años en Pueyrredón al 100, fui a la Escuela Normal de Brown y Villarino, allí hice todo el primario. Cuando terminé sexto grado, el edificio se demolió y pasamos al Ciclo Básico de calle 11 de Abril y luego el Bachillerato en el Normal. Lo que más rescato es la estrecha amistad que mantengo con quienes han transitado ese camino conmigo”, afirmó Garbiero, en el comienzo de su testimonio.
Y rememoró: “Era una chica muy tímida, algo que fue cambiando con el pasó de los años. Crecí junto a mis padres y tuve una hermana que se llamaba Diana, siete años más grande, y que falleció a los 13. Eso me marcó a punto tal de que no me resultó fácil decidir si iba a seguir mis estudios universitarios fuera de Bahía Blanca”.

“La mayoría de mis compañeros se quedaron en la ciudad, salvo un amigo que se fue a La Plata a estudiar Medicina. Me anoté en dos carreras en la UNS, algo que en ese momento se podía hacer porque existía lo que se conocía como el tríptico con cursadas que eran cuatrimestrales y materias básicas y comunes en todas las universidades nacionales”, infirió, respecto del momento bisagra que determinó el resto de su vida.
No obstante, relató que “comencé Oceanografía, porque me había enamorado de Jacques Cousteau, y Enfermería Universitaria, completando un año de estudio en el que hice las materias básicas y logré aprobar cada una de ellas. Analizando la situación y viendo que ya tenía 20 años y mi anhelo era recibirme de médica, fui a estudiar a Buenos Aires, más precisamente a la UBA”.

“Me anoté en el turno vespertino porque pensé que iba a tener que trabajar como lo hice en los años previos a irme de acá cuando estuve en una inmobiliaria. No fue necesario porque mis padres me pudieron solventar la carrera y la parte práctica la hice en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires”, aseguró con firmeza.
Luego, enunció que “en 1977 me puse de novia con Miguel, el hombre que hoy es mi esposo y con el cual habíamos sido compañeros de una comunidad guía y scout en La Pequeña Obra, donde desarrollé el espíritu crítico de la realidad. Él estudiaba una carrera ligada al agro y la ganadería, la cual abandonó para dedicarse exclusivamente a la apicultura”.

“Tenía en claro que me iba a casar después de terminar la carrera universitaria, por eso el noviazgo se extendió por espacio de unos cinco años. La boda fue en 1982 en la Iglesia de Lourdes de Bahía. Me tocó estudiar en el 76, en medio de un país convulsionado, en el que no había tanta vida social, más aún teniendo en cuenta que me fui sola a Buenos Aires”, dijo poniendo el acento en el delicado contexto de Argentina.
Sin embargo, todo mejoraría luego: “Cambió en el segmento final del recorrido en la UBA, con una mayor posibilidad de relacionarse, a punto tal que me quedó una amiga entrañable que vive en Estados Unidos y con la que hace poco tiempo viajé al sur. Con el título en mano, solo tenía en claro la atención al paciente y algo vinculado al laboratorio, una opción era hacer Patología, pero no me terminaba de cerrar”.

“Mi padre me puso en contacto con los doctores Regino Álvarez, primer hematólogo de Bahía, y con Mario Aggio. Ambos me manifestaron la necesidad imperiosa en la ciudad de profesionales jóvenes, por lo que opté por formarme en una especialidad que sentía que iba a colmar mis expectativas”, señaló, promediando el ida y vuelta con este cronista.
Consultada sobre sus primeras experiencias de campo, Garbiero diferenció: “En Buenos Aires hice concurrencias, similares a las residencias, en el Instituto Rawson, en el Hospital Duran, hasta que a principios de 1986 regresé a mi ciudad donde el doctor Aggio me hizo un lugar como concurrente en el Penna para, al tiempo, recibir el nombramiento como médica hematóloga. Allí permanecí durante 38 años”.

“El estar en un hospital público era como una bandera para mi, un objetivo a lograr, que me permitió alcanzar un crecimiento tanto personal como profesional, conformando un equipo de salud que no solo brinda un servicio, sino que pone en juego la labor desde el punto de vista social”, se enorgulleció Susana.
Posteriormente, aseguró que “en mis primeros años como médica, en el nosocomio provincial viví momentos florecientes en lo que respecta a la tecnología, conocimiento científico y por la ampliación del servicio, desarrollando ramas de la hematología como trombosis y citometría de flujo para el diagnóstico de calidad para un paciente”.

“Los momentos políticos influyen notoriamente, hubo períodos en los que se pudo crecer porque hubo presupuesto para aparatología y apoyo para crecimiento de los profesionales. El punto de inflexión, según mi óptica, se dio después de la pandemia, donde las partidas de dinero fueron deficitarias”, contó la protagonista de la nota.
Sobre el pasado más cercano, expuso que “en los años del Covid me dediqué al registro del donante de plasma de convalecientes. Mi vida la dediqué a la Medicina, con una entrega de lleno a la profesión, y lo amalgamé a partir de mi labor en el Centro Asistencial Regional de Hemoterapia (CARDHe) de Alvarado al 1800 por más de 20 años y donde se atiende tanto al paciente con hemofilia como a sus familiares”.

“Lo hice ad honorem y aún hoy lo sigo realizando como colaboradora, siendo parte de una institución que está a punto de cumplir 50 años, que fue creciendo con el paso del tiempo y que me permitió también darle un impulso a mi costado social dentro de la profesión que elegí ejercer”, recalcó con total naturalidad.
Hoy, el proyecto de vida pasa por otro lugar: “Con mi esposo tenemos cabañas para alquiler en Sierra de la Ventana que se convirtió en un cable a tierra. Durante muchísimos años pasamos fines de semana allá y eso hizo que comience a empaparme en todos los conocimientos de hotelería y turismo que me apasionan”.

“Desde el primer día en el que los profesionales de mi generación ingresamos a un hospital, tomábamos como algo natural el hecho de trabajar gratis, incluso algunos durante 10 años que demoró el nombramiento. Ahora a la distancia, uno lo analiza y ese pensamiento no era correcto porque alguien formado debe tener una remuneración acorde”, profirió con énfasis.
Y lo argumentó: “Se le puede devolver al Estado, pero no gratis. Los sueldos siempre estuvieron desfasados por la responsabilidad que conlleva estar a cargo de la salud de un paciente. Eso se ha ido agravando y la idiosincrasia de los más jóvenes es diferente, está mal para ellos trabajar gratis, algo en lo que estoy de acuerdo, como en el hecho de luchar por salarios dignos”.

“Esto también ocurre en el ámbito privado. Lo que se paga por las guardias médicas a nivel de los consultorios y a través de aranceles de las obras sociales, está alejado de la realidad económica argentina. Eso hace que los jóvenes no vean atractiva una carrera tradicional del área de salud y miren otros caminos profesionales, donde el rédito económico es mayor”, comentó sobre el cierre.
Y finalizó con el siguiente pensamiento: “Hay muchos médicos jóvenes bien formados, con relación empática con el paciente y a los que debemos alentar para que continúen ese camino. Los equipos de salud exigen ponerse en el lugar de la persona a la que se atiende, que tiene una historia personal y familiar particular, como la de cualquier ser sufriente y eso es algo que se debe comprender”.
No es casual que Susana Garbiero, en su extenso currículum, acredite también haber sido Jefa de Servicio de Hemoterapia del Hospital Italiano Regional del Sur durante 23 años. Los grandes desafíos la han curtido para hoy tener la conciencia tranquila de haber entregado todo lo que tenía a su alcance. Sus colegas y, en especial, los pacientes, se lo reconocen.
- Noticias B23 horas ago
Choque en cadena sin heridos en el acceso a Monte
- Noticias B19 horas ago
Lluvia torrencial en Bahía: cuánta agua cayó sobre la ciudad
- Noticias B23 horas ago
Lo informó la policía de Punta Alta: hallaron sana y salva a la menor
- Deportes23 horas ago
Histórico cambio en el reglamento del fútbol mundial: a qué deberán estar atentos los arqueros
- Deportes23 horas ago
Desopilante: Thuram se sacó una selfie con el clon de Lautaro Martínez
- Noticias B17 horas ago
Las universidades públicas anunciaron un paro de 48 horas
- Noticias B21 horas ago
Los beneficios de criar a un niño con un gato en casa
- Noticias A13 horas ago
Joven denunció que fue violada en un comercio