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Igualdad de derechos: un reclamo que intenta romper viejos paradigmas

La vulnerabilidad de mujeres e infancias pide un serio debate. Las estadísticas encienden la luz de alerta. Y el controvertido casamiento del femicida Cuchán. Sobre todo esto habló una especialista bahiense.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco

La violencia de género y el abuso infantil son problemáticas estructurales en Argentina que afectan a miles de personas cada año. A pesar de los avances legislativos, como la Ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la realidad sigue siendo alarmante. Las cifras de femicidios y abusos infantiles reflejan la urgencia de fortalecer políticas públicas, mejorar el acceso a la justicia y promover una transformación cultural que erradique la naturalización de estas violencias. La educación con perspectiva de género es clave para prevenir y desarticular los patrones que perpetúan estas situaciones.

En este contexto, la lucha por los derechos de la diversidad sexual también ha cobrado relevancia en los últimos años. Argentina ha sido pionera en la región con leyes como el matrimonio igualitario y la Ley de Identidad de Género, que garantizan derechos fundamentales a las personas LGBTIQ+. Sin embargo, la discriminación y la violencia hacia esta comunidad persisten en diversos ámbitos, desde el laboral hasta el educativo. La implementación de políticas inclusivas y el respeto a la identidad de género son esenciales para construir una sociedad verdaderamente igualitaria.

El compromiso del Estado es crucial para erradicar la violencia y garantizar derechos a todos los sectores vulnerables. La denuncia y visibilización de estas problemáticas son pasos fundamentales para avanzar hacia una sociedad más justa. La educación y la concientización desde temprana edad pueden marcar la diferencia en la prevención del abuso infantil y la violencia de género. Solo a través del trabajo conjunto y sostenido se podrá lograr una Argentina libre de odio, agresiones y discriminación.

En el primer mes del año en curso se produjeron en todo el país 29 femicidios, vale decir uno cada 26 horas

La Licenciada en Trabajo Social, Letizia Tamborindeguy y especialista en esta temática habló con LA BRÚJULA 24 sobre este flagelo: “Respecto del principal paradigma que enfrenta la sociedad argentina en la actualidad en materia de diversidad e igualdad de género, primero hay que entender que estamos hablando de Derechos Humanos. Y esos derechos son constitucionales y para todas las personas, independientemente del sexo, color, raza. En un sentido amplio, un paradigma es una teoría o conjunto de teorías que sirve de modelo a seguir para resolver problemas”.

“Me parece que justamente, si nos posicionamos en el paradigma de los derechos, desde una perspectiva de derechos, la discusión debería ser qué pasa que esos derechos son vulnerados. La diversidad y la igualdad de género son discusiones que no deberían ser de unos pocos, de quienes militan, de quienes trabajan en las instituciones vinculadas, o de las personas que atraviesan situaciones de violencia y discriminación por el sólo hecho de no poder ejercer su libertad”, aseguró quien, además es una de las integrantes de Entramar Consultora, una ONG con compromiso social.

No obstante, rescató que “esta problemática de la discriminación y de la violencia no son temas menores, no están por fuera de la sociedad, al contrario. Son problemáticas gravísimas, con consecuencias negativas, porque se arrasan y vulneran derechos elementales como lo son el derecho a la identidad, a elegir, a una vida sin violencias y a la libertad. Cuando doy charlas en distintas instituciones, a veces me preguntan por qué si todos somos iguales, hay leyes que protegen a las mujeres y más derechos para las diversidades y disidencias. Y la respuesta es la misma. Somos todos sujetos de derechos, es decir, tenemos los mismos derechos”. 

“La siguiente pregunta es si el acceso a estos derechos es para todos y si todos tenemos las mismas oportunidades. Ahí radica el problema. Porque hablamos de igualdad, pero vivimos atravesados por la desigualdad y minimizar las diversidades y la existencia de la violencia por razones de género no hace más que aumentar la brecha de las desigualdades y la discriminación y naturalizar la violencia genera que se sigan reproduciendo los patrones socioculturales que queremos erradicar”, afirmó, sobre un aspecto que genera una enorme preocupación.

Y fue aún más allá: “Negar las desigualdades no hace más que naturalizar las distintas violencias machistas que, en su peor expresión, se cobran la vida de una mujer que es asesinada cada 26 horas en nuestro país. Es importante también poder hablar de la importancia de la perspectiva de género. Hay que aclarar que no es una ideología, sino una herramienta que nos permite identificar las formas de discriminación hacia las mujeres y diversidades sexuales, por el simple hecho, justamente de ser mujeres o diversidades sexuales”. 

“Pensar desde este lugar, nos va a permitir poder posicionarnos y lograr visualizar las diferencias estructurales, culturales y sociales que son construidas entre las personas por razones de género y estereotipos determinados. Por eso es fundamental, para quienes trabajamos en esta problemática, abordarla desde esta mirada, ya que nos da la posibilidad de pensar intervenciones desde la visibilización de las diferencias y así pensar y llevar adelante acciones que equiparen derechos y oportunidades.Se debe llegar a cada persona que lo necesite, con una intervención responsable y nunca minimizar el riesgo”, acotó quien también se desempeña como docente.

Luego, desmenuzó un aspecto que inquieta: “En relación a lo que ocurre con las víctimas de violencia y si preocupa la gran cantidad de casos que salen a la luz, debo decir que en Bahía Blanca se viene trabajando de forma transversal y articulada entre todas las instituciones y sus referentes que abordan la problemática. Hay una red que sostiene y que, está en permanente alerta y contacto, ya que generalmente desde el momento en que se realiza una denuncia, comienzan a intervenir muchos organismos: Comisaría de la Mujer y la Familia, Ministerio de Seguridad, Poder Judicial a través de Juzgados de Familias o de las Fiscalías de Género, Municipio y su Dirección de Políticas de Género, los Servicios Locales, Aréas de Niñez y Servicios Sociales, Salud Mental, Hospitales, Unidades Sanitarias, Escuelas, Defensoría, Juzgados de Responsabilidad Penal Juvenil, y por supuesto todas las entidades sociales (El Nido, el Centro La Misión, Creer Sí, Bahía Contra La Trata, las Promotoras de Género y la Clínica de la UNS, entre otras) que hacen un trabajo de acompañamiento super comprometido en el territorio”. 

“Son quienes la mayoría de las veces hacen un acompañamiento cuerpo a cuerpo con las personas que resultan víctimas y realizan la denuncia. Ha mejorado muchísimo el trabajo, los plazos en el otorgamiento de las medidas cautelares y en situaciones de emergencia. Es muchísimo el esfuerzo y todo el movimiento institucional que se realiza ante cada situación que se presenta y es denunciada”, recalcó Tamborindeguy, en otro segmento del ida y vuelta con este cronista.

Inmediatamente, reconoció ciertas limitaciones: “A pesar del esfuerzo que se viene haciendo, sabemos que es muy difícil hacer promoción y prevenir situaciones de violencia, y llegar con información necesaria a todas las familias y personas que resulten víctimas de alguna situación de violencia. En ocasiones, salen a la luz situaciones que lamentablemente terminan mal: femicidios o casos sumamente sensibles que generan un gran impacto en la sociedad. Es cierto que también hay infinidad de situaciones similares, donde las consecuencias podrían ser gravísimas donde sí se ha podido modificar y cortar con la situación de violencia, y las personas que resultan víctimas, pueden vivir una vida alejadas de cualquier manifestación de violencia. Estos hechos no son las historias que salen en los medios. No obstante, diariamente, son muchísimas las personas, principalmente mujeres, niños, niñas y adolescentes, a quienes se les restituyen sus derechos, de vivir una vida libre de agresiones”.

“Generalmente, la sociedad reacciona cuando suceden los hechos y a veces, hasta reproducen discursos de odio contra la justicia, la policía, y distintas instituciones del Estado. Si supieran el trabajo que se hace, los recursos que se utilizan, el desgaste de los profesionales, más todo lo que implica trabajar permanentemente con situaciones tan complejas!. Siempre va a haber cosas para mejorar, en todos los ámbitos, pero se vienen dando cambios positivos, más allá de que algunas políticas vayan en contra o en detrimento del abordaje de esta problemática que sigue siendo compleja, multicausal y que desde hace tiempo, debería ser una de las mayores políticas públicas de Estado, ya que las consecuencias de la violencia las vemos a diario, y nos muestran números dolorosos”, enunció. 

En paralelo, ponderó lo que se viene haciendo en Bahía Blanca: “Se trabaja de forma ininterrumpida atendiendo las situaciones que llegan a consulta, a denuncia o que requieren algún tipo de intervención. Aún no hay estadísticas oficiales del 2024, pero entre el 1 de enero y el 12 de marzo del 2024 se hicieron en promedio 18 presentaciones (denuncias) por día en el Departamento Judicial bahiense, mientras que en 2023 esa media diaria fue de 15 denuncias, de un total de 5.553 causas”.

“Quizás haya un aumento en relación a esos números, y eso puede ser porque o las personas que resultan víctimas se animan a contar lo que vivencian y tienen la información institucional correspondiente y la ayuda y acompañamiento para llegar a realizar una denuncia, o porque se ha complejizado, y esto creo que lo vemos a diario en todos los ámbitos, las manifestaciones de la violencia ya que desde lo discursivo y desde el poder, muchas veces lo que pregonan son discursos de odio y desconocimiento de problemáticas sociales muy sensibles y ese mensaje es el que llega a las familias, y a quienes reproducen cotidianamente el patriarcado”, reflexionó, con una postura analítica y meditada.

Y fue tajante: “Habrá violencia mientras exista patriarcado. Solo con leyes no vamos a poder erradicarla, eso ocurre por más que nuestro país haya ido incorporando de manera progresiva todos los tratados internacionales, ya sea en la Reforma de la Constitución Nacional donde se le otorga jerarquía a estos lineamientos como también a través de nuevas legislaciones específicas que van configurando lo que es el Paradigma de la Protección de Derechos, sino que también es necesario el cambio histórico-cultural”.

“Tenemos un grave problema actualmente, que impacta de lleno en relación a esto que es el incumplimiento, negación y minimización de leyes y tratados internacionales de sanción, erradicación y prevención de la violencia machista por parte del gobierno de turno. Creo que son decisiones que atentan claramente, contra todos los derechos conquistados por las diversidades, como también genera un retroceso el hecho de pensar que la violencia por razones de género no existe, cuando las estadísticas nos muestran todo lo contrario”, explicó, promediando la conversación.

Más allá de ello, lanzó: “Sigo sosteniendo que es fundamental darle visibilidad a la problemática de la violencia, ya que en épocas de crisis como la que estamos viviendo, no es ajena al impacto que tienen sus distintas manifestaciones atravesadas por la coyuntura económica y social. Porque además, lo que nos ocupa es el trabajo con las personas que denuncian, pero lo que nos preocupa es la cantidad de situaciones de violencia o vulneración de Derechos de Niños, niñas y adolescentes que suceden y que no tienen intervención institucional de ningún tipo. Están en riesgo permanente y sin la participación de la comunidad y sin corresponsabilidad es muy difícil llegar a abordarlas”.

“Es fundamental que los menores de edad cuenten con toda la información necesaria para que conozcan las instituciones a las cuales acudir, para pedir ayuda, ya que son sujetos de Derecho. La violencia contra niñas y niños es una vulneración de derechos. Prolongada en el tiempo tiene consecuencias negativas, perjudicando su crecimiento físico, cognitivo, emocional y social y gran parte de la violencia que sufren las niñas y niños ocurre en el ámbito del hogar y la familia”, lamentó la protagonista de este artículo.

Posteriormente, destacó uno de los ítems que está en discusión: “Quienes trabajamos en promoción con niños, niñas y adolescentes entendemos que la Educación Sexual Integral, por ejemplo, es el camino para evitar el abuso sexual ya que, la mayoría de los abusos son intrafamiliares. Lo primordial de la ESI es brindar herramientas para que de acuerdo a sus edades, tengan conocimiento sobre su cuerpo, el respeto mutuo, su cuidado, la responsabilidad y que accedan a información necesaria y conozcan las instituciones que tienen la obligación de contenerlos y acompañarlos”.

“Es integral porque articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos y se basa en el respeto por la diversidad, la perspectiva de género, el ejercicio de los derechos, la afectividad y el cuidado del cuerpo y la salud. Ese acceso nos ayuda a detectar situaciones donde niños, niñas y adolescentes son víctimas de violencia sexual y maltrato, inclusive nos permite empezar a trabajar con relaciones de noviazgos violentos desde muy temprana edad”, argumentó con firmeza.

Su experiencia la convierte en una voz autorizada: “Por mis años de trabajo en la temática tengo infinidad de situaciones que se develaron después de dar una charla en un espacio educativo o de adolescentes y jóvenes. Por eso, es fundamental para prevenir la violencia en todas sus formas, promover derechos y trabajar para la visibilización y erradicación de la violencia, fomentando relaciones basadas en el respeto, la igualdad y el buen trato”.

“Me parece importante recordar que en Argentina tenemos un marco legal en relación al Sistema de Promoción y Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes que nos obliga a trabajar desde la Corresponsabilidad, que tiene que ver con pensar estrategias en forma conjunta entre todos los efectores intervinientes articulando acciones intersectoriales para brindar soluciones integrales para restituir derechos. Y en este sentido es importante saber que, en relación al deber de denunciar”, acotó.

Por último, en relación a este aspecto, apuntó que “la responsabilidad recae sobre cualquier persona que tome conocimiento de un hecho y el sistema de justicia iniciará acciones penales, y tienen obligación de hacerlo quienes integran los equipos de salud, funcionarias, funcionarios y personas integrantes de organismos públicos, docentes y profesionales del ámbito privado. Ya que el estado de indefensión de las víctimas menores de edad lo justifica. No hay que naturalizar las agresiones contra la integridad física o psicológica. Tampoco hay que minimizar el riesgo. La violencia dentro del ámbito familiar ya no es más un problema privado, es un problema social con intervención del Estado”.

Cuchán, otra vez en el ojo de la tormenta

El tristemente célebre femicida Pablo Cuchán volvió a ser noticia a partir de su casamiento en la cárcel de Saavedra donde purga una condena por el crimen de Luciana Moretti, uno de los hechos más aberrantes de la historia policial bahiense. Al respecto, Tamborindeguy admitió: “No conozco en lo personal a la pareja, pero sí sé de la historia de varias de las mujeres que fueron víctimas de situaciones de violencia ejercidas por esta persona. Y si creo que acá puedo hacer referencia a la importancia que tiene el hecho de poder trabajar fuerte y mucho en desnaturalizar prácticas enmarcadas en la violencia y promover derechos, ya que eso es fundamental para prevenir la violencia de género en cualquiera de sus tipos y modalidades”.

En ese aspecto, buscó ser didáctica: “Me parece una buena oportunidad traer a colación una cuestión con la que trabajamos permanentemente y sobre todo cuando brindamos charlas de promoción, que es el Círculo de la Violencia, que es un modelo que describe el patrón cíclico de la violencia en las relaciones interpersonales, especialmente en el contexto de la violencia de género y se compone de tres fases: la acumulación de tensión, la explosión y la luna de miel o reconciliación”.

“La primera es cuando quien agrede acumula gradualmente tensión, y de forma imprevista y negativa cambia repentinamente del estado de ánimo, actuando de forma inesperada. Puede haber un desencadenante específico, como una discusión o un problema personal, y la tensión va en aumento”, dijo.

Y expuso que “la segunda fase es la del dominio, donde estalla la violencia y se producen las agresiones físicas, psicológicas, verbales y sexuales. En esta etapa, la víctima puede sentir miedo, confusión y desorientación. Generalmente es acá cuando se realiza la denuncia y se cuenta lo que está sucediendo buscando ayuda”.

“La tercera, llamada de arrepentimiento o Luna de Miel sucede cuando el agresor se arrepiente, pide perdón, busca excusas para explicar su conducta, hace promesas de cambio, hace regalos, da muestras de importarle la pareja, la familia, fomentando la idea de cambio e incluso puede ir a tratamiento ya que su fin es mantener la relación. Y es en esta instancia, cuando muchas mujeres retiran la denuncia y minimizan el comportamiento agresivo y perduran en el tiempo”, especificó.

Por último, la Licenciada en Trabajo Social pronunció: “Este círculo puede repetirse varias veces, y cada vez puede ser más intenso y peligroso para la víctima. Es importante reconocer los signos de advertencia y buscar ayuda antes de que la situación empeore para poder asistir a quienes resultan víctimas y a los profesionales a identificar los signos de advertencia y a desarrollar estrategias para prevenir nuevas situaciones. Es fundamental dar a conocer las distintas herramientas con las que se trabaja en esta problemática para poder prevenir la violencia en cualquier ámbito. Es primordial la información y el conocimiento de las instituciones que trabajan en el abordaje de la violencia, para prevenirla en toda sus formas, promover derechos y para visibilizar y seguir construyendo redes de contención para un abordaje integral”.

Si sos víctima de violencia o conocés a alguien que transita por una situación traumática, llamá al 144 para asesoramiento e información. Si es una emergencia, llamá al 911. En Bahía Blanca, podés denunciar en la Comisaría de la Mujer y la Familia: Berutti 664 o al 0291-5275998, las 24 horas.

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