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Del Potro se despidió en un Parque Roca repleto frente a Djokovic

Ante 15.000 personas, la leyenda del tenis argentino venció a Nole 6-4 y 7-5 para ponerle el punto final a su extraordinaria carrera.

Se terminó la fiesta. Sonó Abel Pintos, pero la música final la puso la emoción de Juan Martín Del Potro, quien no pudo contener las lágrimas tras el video en el que pasaron las mejores imágenes de su carrera. Y en el renovado Parque Roca, ya con capacidad para 15.000 personas y lejos del polvo de ladrillo que lo vio darle tantas alegrías a la Argentina en la Copa Davis, tuvo su tan ansiada despedida. Una que eligió y que pudo guionar al estilo director de Netflix para que se tratase de un último capítulo con todas las luces.

Desde la primera hora de la mañana, antes de ir al salón principal del hotel boutique Casa Lucía, que el tandilense sentía que el pulso no era el mismo: tenía el corazón acelerado y ya era consciente de que la historia terminaría a todo trapo. Y cuando arribó al predio ubicado en la zona sur de la Ciudad todo se aceleró a la velocidad de un Fórmula 1. Cada instante fue único, incluso más de lo que había soñado en los últimos días.

Con un público que llenó las tribunas (apenas se apreciaban unos asientos vacíos esparcidos por los laterales) y que se vino de gran parte Sudamérica a alentarlo (Olé se cruzó con gente de Paraguay, Bolivia, Brasil, Uruguay, Chile y Venezuela), se dio un evento que quedará grabado en la memoria de aquellos que este 1° de diciembre dijeron presente en la exhibición. Es que nadie se lo quiso perder: estuvieron jugadores de River, leyendas del fútbol como Carlitos Tevez o Maxi Rodríguez, Paula Pareto y figuras del espectáculo.

Ahora bien, hubo un condimento que sirvió para darle un sabor único al Último Desafío. La presencia de Novak Djokovic elevó a la potencia el partido. Desde el primer momento que el serbio se puso la camiseta al hombro y entendió a la perfección su rol. Si bien varios vinieron a verlo a él y fue una motivación extra, nunca se quiso poner en protagonista principal. Sí, el mejor jugador de la historia demostró que los egos debían permanecer al costado, dado que la despedida era de su amigo de circuito. Es con el que compartió tantas batallas.

Nole, ovacionado desde su entrada al cemento pintado de verde y azul, se encargó de ayudar a Delpo a lucirse. Obvio que dejó muestras de su mejor versión tenística y hasta levantó de los asientos a más de uno con una Gran Willy o con un passing paralelo post un minitenis en la red. Sin embargo, no quiso ganar el encuentro y optó por no mover a su rival, sino que le permitió al argentino lucirse con sus electrizantes derechas o con buenos saques. ¡Incluso el bonaerense ganó el set inicial por 6-4!

Carismático, el nacido en Belgrado le regaló bebidas a hinchas, le prestó su raqueta a un ballboy, intercambió la remera con su adversario y hasta se prendió a firmar autógrafos en medio del juego. Todo el mundo le hizo sentir el cariño al mejor de la historia.

Asimismo, Delpo quiso llamar a más invitados al festejo y apareció su amiga Gabriela Sabatini, otra de las grandes leyendas del tenis argentino. Y por tercera vez en la tarde sonó el famoso “Olé, olé, olé”. Claro, antes se lo habían ganado los actores protagónicos y en este caso le tocó a la campeona del US Open 1990. Luego, se armó un dobles (se sumó Gisela Dulko) y el clima terminó de distenderse. De hecho, un fanático gritó “Queremos tercer set” y el albiceleste, sincero y con una sonrisa, le respondió “Yo no”.

Ambos dieron todo para un espectáculo que terminó en un 6-4 y 7-5 en el resultado, algo que era completamente secundario. Y luego de las largas demostraciones de afecto, orquestadas por Djokovic desde un costado de la cancha, se generó un brochette de emociones que acabó por quebrarlo. “Estoy muy emocionado de poder jugar con mi amigo, un gran jugador y gran rival. Fue un día muy especial porque he pasado mucho tiempo con Juan Martín. Lo siento muy cerca de mi corazón”, comentó Nole, algo conmovido.

Luego, llegó el momento de un reconocimiento del COA, por sus dos medallas olímpicas y su ejemplo de esfuerzo y dedicación, y de otro video emotivo que hizo derramar lágrimas a los presentes.

Este domingo se terminó de cortar el hilo. Así, Delpo colgó la raqueta y la vincha y se convirtió definitivamente en una leyenda argentina. Considerado el segundo mejor jugador nacional detrás de Guillermo Vilas, de Del Potro se hablará en el futuro en cada bar de los sábados. Cuando los nostálgicos recuerden tiempos pasados, nombrarán a la Torre de Tandil como uno de los grandes de la historia. Y la gente le hizo pasar un día que guardará para siempre en su baúl de los recuerdos.

Fuente: Olé

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