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Más de 84.000 bahienses viven en pobreza intensa o severa: coordinadora del informe habló con La Brújula 24

María Emma Santos resaltó el impacto que la crisis tiene en los menores de edad. Los detalles del relevamiento.

Foto ilustrativa

Más de 84 mil bahienses viven en pobreza intensa o severa, lo que incluye a más de 23 mil niños, según se desprende de la Encuesta de Inclusión Social Sostenible, un proyecto del Grupo de Medición y Análisis de la Pobreza Multidimensional del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) UNS-CONICET. Las carencias más destacadas son inseguridad alimentaria, déficit habitacional y falta de cobertura de salud, entre otras.

“Un 14% de la población local (45.000 personas) está comprendida por la inseguridad alimentaria. De ese total, están alcanzados 4.000 menores y, en grado más agudo, unos 2.400. Lo de los menores de edad es un dato que persiste y tiene consecuencias futuras”, indicó María Emma Santos, coordinadora del relevamiento a "Todo es posible", con la conducción de Leandro Fernández Suñer.

La encuesta, resaltó la profesional en su charla con La Brújula 24, contó con el aporte de financiamiento del Municipio.

Las carencias más críticas detectadas

-Falta de cobertura de salud: afecta al 24% de la población.

-Ausencia de aportes a la seguridad social: afecta al 24% de los ocupados, ambos vinculados con la alta informalidad laboral.

-Rezago escolar: el 17.8% de los niños y adolescentes entre 6 y 17 años que asiste a la escuela tiene retraso escolar de un año o más con respecto a su edad.

-Déficit habitacional: el 14% vive en viviendas inadecuadas, ya sea porque son casillas o ranchos, o porque el piso es de ladrillo suelto, tablones u otro (tierra, por ejemplo) o porque la vivienda está afectada en más de la mitad por humedad, poca luz o peligro de derrumbe.

-Inseguridad alimentaria: afecta a un 14% de la población. Se trata de hogares donde, por falta de dinero u otros recursos, al menos uno de sus miembros come menos de lo que debe comer; se quedan sin alimentos; sienten hambre y no comen o, en el extremo, pasan un día entero sin comer.

-Bajo logro educativo en adultos: afecta a un 14% de las personas de 20 años y más no alcanzaron niveles mínimos de acuerdo con su grupo poblacional.

-La tasa de pobreza multidimensional en barrios vulnerables casi duplica a la tasa en barrios no-vulnerables y la intensidad de la pobreza también es mayor. Por fuera de barrios vulnerables también se identifican personas en hogares multidimensionalmente pobres.

Niñez y adolescencia: los más vulnerables

-Uno de cada tres menores de edad (34%), unos 23.000 chicos, habitan en hogares en pobreza multidimensional intensa a severa.

-La falta de cobertura de salud y la inseguridad alimentaria tienen mayor incidencia en este grupo que en el de los adultos. Situaciones donde se reducen porciones o directamente se pasa hambre afectan a unos 4.000 menores.

-A pesar de esto, el porcentaje de niños que no asisten a la escuela es bajo (0.5%), un indicador positivo tras las desvinculaciones escolares de la pandemia de COVID-19.

-Las privaciones que afectan a este grupo son de especial relevancia, porque tienen impacto en el resto de su vida. En particular, los primeros mil días ―desde la gestación hasta los dos años― son considerados una ventana crítica, dada la gran cantidad de conexiones neuronales que se desarrollan en esa etapa y que dependen de condiciones favorables de nutrición y estímulo.

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