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El enemigo silencioso de la mediana edad: ¿qué pasa en el cerebro cuando dormimos mal?

Un estudio publicado en la revista Neurology reveló que la falta del sueño o el mal descanso no solo afecta la energía diaria, sino que también podría acelerar el envejecimiento cerebral. Los detalles

Dormir bien es un pilar esencial para el bienestar, junto a la alimentación y el ejercicio. La relación entre el sueño y la salud cerebral sigue siendo objeto de estudio, y un informe reciente publicado en Neurology proporciona nuevas pruebas de que la mala calidad del sueño en la mediana edad podría acelerar el envejecimiento cerebral. Según este estudio, quienes sufren de problemas recurrentes para conciliar el sueño o mantenerse dormidos muestran signos de envejecimiento cerebral más rápido que aquellos que descansan adecuadamente.

El estudio, liderado por la doctora Clémence Cavaillès de la Universidad de California en San Francisco, se diferencia de investigaciones anteriores por cuantificar con mayor precisión el impacto del sueño deficiente en la edad cerebral. A través de escáneres cerebrales y técnicas de aprendizaje automático, se logró estimar la edad cerebral de los participantes en función del encogimiento del cerebro, un proceso natural que se acelera con la edad. Los resultados sugieren que las personas con problemas de sueño pueden tener cerebros que parecen hasta tres años mayores en comparación con quienes duermen bien. “Nuestro estudio sugiere que la falta de sueño está relacionada con casi tres años adicionales de envejecimiento cerebral ya en la mediana edad”, afirmó Cavaillès.

Este estudio incluyó a 589 personas, con una edad promedio de 40 años, evaluadas durante un período de 15 años. A lo largo de ese tiempo, los participantes completaron cuestionarios sobre la calidad de su sueño y fueron sometidos a exploraciones cerebrales. Se analizaron seis características clave del sueño, como la duración, la calidad y la somnolencia diurna. Los resultados indicaron que los participantes con problemas de sueño moderados mostraban una edad cerebral 1,6 años mayor, mientras que aquellos con problemas graves presentaban un envejecimiento cerebral de 2,6 años adicionales.

Los problemas de sueño no son un fenómeno aislado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 40% de la población mundial tiene dificultades para dormir. Además de afectar al cerebro, la falta de sueño impacta negativamente en la salud general, incrementando el riesgo de enfermedades y reduciendo la energía necesaria para las actividades diarias. El doctor Daniel Pérez Chada, director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral, señaló que en las últimas cinco décadas hemos perdido el 25% de nuestras horas de sueño, una situación agravada por la pandemia de COVID-19.

Las recomendaciones de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño sugieren que los adultos deben dormir al menos 7 horas por noche para una salud óptima, aunque la cantidad exacta puede variar según factores como la edad y la genética. El doctor Joaquín Diez, especialista en psiquiatría y medicina del sueño, advierte que la privación de sueño tiene efectos devastadores en la salud, afectando el metabolismo, el sistema cardiovascular y la salud mental. Además, el déficit de sueño perjudica la capacidad de tomar decisiones y la memoria, lo que puede notarse incluso después de una sola noche de mal descanso.

En resumen, el sueño no solo es esencial para la salud cerebral, sino también para el bienestar general. Aunque la cantidad recomendada de sueño varía de una persona a otra, dormir al menos 7 horas por noche es crucial para mantener una vida saludable y prevenir el envejecimiento prematuro del cerebro.

Con información de Infobae

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