Ingresar al edificio de la departamental de investigaciones en Bahía Blanca, ubicado en la primera cuadra de calle Pueyrredón, es lo más parecido a una experiencia en el tren fantasma.
Desde hace meses el personal policial de esa repartición trabaja sin luz, sin agua, sin gas y sin Internet.
La situación es de extrema precariedad y sólo la ayuda de los vecinos permite que los efectivos puedan continuar con su labor diaria.
Quienes viven en esa cuadra aseguran que es común ver todos los días a los policías yendo y viniendo con baldes en la mano desde las casas lindantes para higienizar las instalaciones.
Hace tiempo a la falta de agua se le sumó el corte de luz. El inmueble se quedó sin energía por un desperfecto en el tablero eléctrico. El municipio prometió ayuda, pero la reparación cuesta 250 mil pesos.
Algo similar ocurre con el servicio de gas. Desde que Camuzzi retiró el medidor no hay manera de calefaccionarse. Mucho menos cocinar o preparar mate. Con frecuencia, los agentes van a golpear la puerta de algún vecino solidario para pedir que le calienten el agua.
El frío y las penumbras lo convierten en un lugar sombrío y tenebroso, pero lo más alarmante, también en un área de escasa operatividad. Justo en la repartición policial a cargo del esclarecimiento de crímenes, robos, asaltos.
A pedir de los delincuentes.
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