Pueden ser las dos, las tres o las cinco de la mañana. Puede haber clareado pero ellos siguen sin pegar un ojo, fijos en la pantalla y atentos a lo que dicen sus contactos virtuales a pocas cuadras de distancia o al otro lado del mundo. Aunque comenzó como una simple moda adolescente, la tendencia de trasnochar chateando, intercambiando mensajes o mirando y compartiendo videos online, crece y gana adeptos entre los chicos de 12 a 17 años, tanto que ya fue bautizada en todo el mundo como vamping -por la palabra en inglés vampire (vampiro)- y no para de generar preocupación entre especialistas y padres que ven cómo cada vez más chicos sacrifican sus horas de sueño con tal de no perderse ni una sola línea de WhatsApp o un mínimo contacto virtual.
CON NOMBRE PROPIO
El nombre de esta moda fue impuesto por los mismos jóvenes, quienes comenzaron a subir fotos con esa etiqueta (#vamping) en horas de la noche y durante la madrugada en las diferentes redes sociales. Si bien que los adolescentes trasnochen no es algo nuevo, lo que lo transforma en algo llamativo y novedoso es la mediación de los nuevos medios tecnológicos en las relaciones juveniles.
Para los creadores de la organización Chicos.net, si bien es verdad que las pantallas y mensajes amenazan el descanso de los adolescentes, también lo es que no se le puede echar la culpa a los dispositivos electrónicos sino a “una sociedad hiperconectada e hiperestimulada en donde, si no estás en Facebook, no existís”.
Para la psicóloga local María Cecilia Pena, “las condiciones que impone el mundo virtual son tan dinámicas que obliga a un replanteo permanente. Hace un tiempo cualquier profesional le iba a sugerir a un padre que tuviera la computadora en un lugar a la vista de todos, como una cuestión de proteger al menor. Hoy eso ya no tiene ningún sentido: los chicos se vinculan con cualquier smartphone, y pueden hacerlo abajo de las sábanas y sin tener que levantarse de su cama. El control es imposible. Por eso lo que queda es el diálogo, la concientización”.
La especialista admite así que actualmente es más fácil transgredir las reglas explícitas o implícitas porque, al haber dispositivos móviles, la posibilidad de tener todo a la vista es imposible. “El tema es que el celular es todo: lo tengo en la cama porque también es despertador, porque me duermo con música, por si suena la alarma. Como siempre, lo importante es conversar e intentar negociar con los chicos”, aportan por su parte desde Chicos.net.
EL MUNDO DE ELLOS
Claro que con quedarse despiertos muchas veces no alcanza. Los chicos quieren contarles a sus amigos y contactos su “hazaña” de estar hasta el amanecer sin pegar un ojo frente a la pantalla. Para hacerlo, se sacan fotos y las suben a la red de imágenes Instagram. Las chicas a veces quieren mostrarse “sexies”, con todo el peligro que puede generar que esas fotos circulen. Incluso, utilizan hashtags como #breakingnight, #notsleepingatall and #vamping. En español los términos más usados son #desvelados o #insomnio.
También arman listas con su música favorita de redes como Spotify o Grooveshark y las tuitean, o comentan publicaciones de Facebook. Lo que importa es mostrar su presencia nocturna y encontrar cómplices en la trasnochada. Todo en busca de que quede claro que ellos también son “vampiros conectados”.
Según Pena, “no se debe pasar por alto que por cuestiones propias de la edad los adolescentes necesitan aislarse y construir un mundo fuera del mundo adulto. Uno como padre debe entenderlo pero saber que ese recluirse tiene que ser algo ocasional y no la norma”.
CAUSAS
En el libro “Es complicado: vidas sociales de adolescentes en red”, la investigadora Danah Boyd enfatiza dos causas de este fenómeno: los chicos buscan la noche porque genera mayor intimidad y, también, como reacción rebelde al día sobrecargado de actividades que tienen muchos.
Fuente: El Día